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CON O SIN SUNEDU

Escribe:  Francisco Diez-Canseco Távara (*)

La nueva ley debe reglamentarse de manera tal que cada institución o conjunto de ellas elija a sus representantes a través de un transparente concurso público de méritos para evitar la dedocracia

 

La polémica sobre  la recomposición de la estructura de Poder en la SUNEDU (por sus siglas, Superintendencia Nacional de Educación) es, al final de cuentas, un debate en donde se juegan gruesos intereses de orden ideológico, político y económico.
Cuando se creó la SUNEDU, recuerdo haber señalado con toda claridad que me parecía inconveniente que no hubiera representación de las universidades estatales y privadas, aún cuando la fallida gestión de la Asamblea Nacional de Rectores había provocado su estigmatización.
Se entregó al Estado y, en consecuencia, a los gobiernos de turno , el manejo absoluto del licenciamiento y control de la calidad educativa de las universidades en un escenario en el que la mercantilización y la pobreza docente de la mayor parte de ellas ameritaba medidas extremas: al vencerse el plazo de 3 años otorgado por la Ley Universitaria – expedida el 2014-  sólo 17 centros de estudios superiores (13 privados,4 estatales) cumplieron con adecuarse a la norma. Había 143 universidades en el Perú (en Brasil hay 197 con 200 millones de habitantes).
Y ocurrió lo que tenía que pasar que deja un sabor mixto respecto a su gestión y resultados: se depuró es cierto a muchas universidades pero las presiones políticas de la nueva plutocracia universitaria, además de la corrupción del Poder Judicial, han permitido que algunas de ellas, debidamente clausuradas, sigan funcionando sin que la calidad de la educación haya mejorado sustancialmente.
En el camino -cuando no -se infiltraron los caviares insertando la ideología de género, promoviendo sus propios cuadros y ,fieles a sus “revolucionarias” consignas económicas , permitiendo la influencia de grupos económico interesados en el negocio educativo , no necesariamente en la educación. Todo lo cual suele pasar, de una u otra forma, con unos u otros actores, cuando el Poder del Estado es absoluto.
La nueva ley debe reglamentarse de manera tal que cada institución o conjunto de ellas elija a sus representantes a través de un transparente concurso público de méritos para evitar la dedocracia y que se sancione debidamente a aquellas universidades ,que están autorizadas pero han cometido faltas graves, privándolas del derecho a participar en las designaciones de dichos delegados.

Basta de plagios.

(*) Presidente de Perú Naciòn
     Presidente del Consejo por la Paz

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